Tamaulipas se ha convertido en un territorio de duelo enigmático. Se advierte la presencia de restos, pero su identidad se ignora. Así mismo se ignora la depredación brutal que el desarrollo industrial ha traído a uno de los humedales más significativos del mundo. Agua y fuego se mezclan en la noche; los restos lloran en el fango.
“Jamás se debería de hablar del asesinato de un hombre como un símbolo” (Derridá, 1993), sino como una presencia. Entre 2006 y 2012 más cien mil nombres clamaron en México por el hallazgo de su cuerpo. La ausencia, en su potencia, trabaja en solares baldíos la construcción de un Memorial de palabras.
Fernanda Soria, Tolo Honold y Lola Barajas construyeron un Memorial hecho de movimientos, imágenes y sonidos.
Ir a la página de Voces de agua: El teatro de fantasmas del Heroico Puerto de Tampico.