Desde tiempos inmemoriales los cetáceos han cautivado la imaginación humana, pero también han sido víctimas de su incomprensión y ambición. Los Juegos del Leviatán es una iniciativa de reciprocidad. Ante la imposible inteligibilidad, el juego renuncia a la comprensión. El ciclo se revela ante la advertencia bíblica de que ante el gigante marino no es posible la ternura (Job,41), y construye así un lazo a partir de gestos, ritmos y emociones.
El ciclo ha desarrollado una serie de investigaciones arte-ciencia realizadas en los santuarios invernales de las ballenas grises, a partir de estrategias de mediación no-invasiva con esta especie. Partiendo de la hipótesis que atribuye capacidades culturales a distintos cetáceos (Rendell & Whitehead, 2001), Los Juegos del Leviatán ha ensayado formas de interacción y lectura del litoral marino enfocados en la observación y entendimiento del Eschrichtius robustus desde un enfoque lírico y performativo.