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(F)ANTOLOGÍAS

“Aprender a vivir con fantasmas, en la entrevista, la compañía o el aprendizaje, en el comercio sin comercio con y de los fantasmas.

A vivir de otra manera. Y mejor. No mejor: más justamente. Pero con ellos.

No hay ser con el otro, no hay socius sin este con-ahí que hace al ser-con en general más enigmático que nunca.

Y ese ser-con los espectros sería también, no solamente pero sí también,

una “política” de la memoria, de la herencia y de las generaciones” (1993, Jaques Derridà).

(F)antología es un acontecimiento espectral. Es la aparición de un fantasma, no como repetición o recreación del pasado, sino como la escenificación de una presencia que interpela a los vivos en el presente. Es un acontecimiento histórico; es también un acontecimiento teatral.

 

El filósofo francés Jaques Derrida retoma la tragedia shakespereana del príncipe Hamlet para detenerse en la figura del fantasma: por las noches aparece una sombra que reclama el nombre del rey muerto. Sabemos que el padre del príncipe no se presenta en el castillo de Kronborg sólo como una recreación de lo que fue, sino con la enunciación de dos novedades: la revelación sobre los motivos de su muerte, el asesinato, y la reclamación de venganza. Esta manifestación del pasado con un  fuerte sentido de la representación se vierte sobre el futuro. Sin embargo el muerto no regresa a la vida. No es tampoco una manifestación de la memoria o un mero ejercicio de la imaginación; reclama a su vez, actos decididos. Se trata de una fantología.

 

Observamos la irrupción de fantologías en la vida cotidiana, a veces como coincidencias producidas por el contexto y a veces como evocaciones intencionadas. Como acontecimientos históricos, son reales. Deben su poder no solo a la memoria sino a la capacidad de esta de articularse, de manifestarse en el mundo y tener una voz para hablar sobre el futuro.

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